Por Adriana Albornoz
Querido lector, una vez más nos encontramos aquí en nuestra bitácora de Búhos.
En esta oportunidad, te acerco un jugoso artículo de Autor. Adriana Albornoz, Coach Ontológico Profesional, con formación en Eneagrama y perspectiva sistémica, y con extensa experiencia en la docencia y la dirección en el ámbito educativo, nos trae “Te miro, me veo: un camino hacia mi interior”.
En este artículo, Adriana nos regala un recorrido por esta ley universal, la ley del espejo, su importancia en el autoconocimiento y el impacto positivo que puede tener en nuestra vida y nuestras relaciones tanto a nivel personal como profesional.
La ley del espejo es una de las leyes universales más conocida pero no me animaría a decir que la más usada…
¿Para qué nos miramos en un espejo? El espejo nos devuelve una imagen. Generalmente, nos miramos para saber si estamos peinados; las mujeres también para maquillarnos, para saber si nos vemos “lindas”, presentables ante los demás. Pero, más allá del objeto espejo, muchas veces las personas con las que interactuamos nos hacen las veces de espejo o los espejamos. ¿Qué quiere decir esto? A lo largo de nuestro día, nos encontramos con personas en las que hay algo que nos molesta o no nos gusta. Y, seguramente, a ellas les puede pasar lo mismo con nosotros.
Podemos distinguir cuatro perspectivas:
- Todo lo que me molesta o quiero cambiar de la otra persona, también está dentro de mí.
Esto significa que si me resuena es porque, de alguna forma, veo un reflejo de mí, aunque sea en parte, con aquello que está sucediendo en ese instante. Esto a veces lo expresamos con enojos, gritos, haciendo juicios hacia el otro o, por el contrario, nos distanciamos de esa persona o situación.
- Todo lo que el otro critica o juzga de mí, si me molesta, es algo que está reprimido en mí.
El sentirnos juzgados o criticados por otras personas es una de las mayores causas de sufrimiento. Éste es directamente proporcional a la atención que le ponga, al poder que le doy a la opinión de esa persona.
La elección está en nosotros: podemos sufrir esa crítica o utilizarla para auto observarnos y reconocer que hay una parte nuestra que también tiene ese comportamiento y ahora, por la ley del espejo, puedo verla.
- Todo lo que me gusta de la otra persona, también está dentro de mí.
Nadie puede percibir lo que no tiene en sí mismo. Por eso, lo que vemos de valor en el otro también lo tenemos en nosotros.
Desde esta perspectiva, es posible que descubramos en nosotros cualidades, valores, que la otra persona nos refleja. De esta manera puedo tener una mirada más amorosa para conmigo.
- Todo lo que el otro me critica, juzga o quiere cambiar en mí, sin que me afecte, le pertenece a esa persona.
Sólo podemos hacernos cargo de nuestra parte, y no de lo que los otros hacen, piensan, sienten o dicen. Eso le pertenece a la otra persona.
Es importante estar seguros de nosotros mismos y de qué realidad queremos construir.
Esta ley lo que pretende, principalmente, es que a través de observarnos a nosotros mismos y ver qué es lo que nos molesta, obtengamos más autoconciencia.
Por eso, teniendo en cuenta los cuatro tipos de información podemos poner el foco en mejorar la calidad de nuestras relaciones a partir de descubrir nuestras sombras y encontrar nuestro equilibrio desde el autoconocimiento. ¿Por qué? Porque no debemos esperar que los demás cambien, porque de lo contrario nos sentiremos insatisfechos y frustrados todo el tiempo. Es necesario que soltemos el control sobre cómo deberían ser las cosas o cómo deberían ser los demás.
Borja Vilaseca, escritor y conferencista nos dice que, para mejorar nuestras relaciones con los demás, primero tenemos que hacer las paces con el único enemigo que tenemos y que somos nosotros mismos con nuestras creencias erróneas y limitantes con que distorsionamos nuestra forma de ver al otro. “No en vano, lo externo es siempre un reflejo de lo interno, pues lo que se observa es en realidad una proyección del observador. Tanto es así que la gente no nos ve tal y como somos, sino cómo la gente es”. Por lo que nuestros conflictos internos pueden generar conflictos con nuestro entorno debido a nuestras interpretaciones. De ahí la importancia de sanar nuestras heridas emocionales.
Entonces, hablamos de autoconocimiento, responsabilidad personal y agregamos la empatía. Reconocer al otro como otro, diferente a mí. No hacer ni decir al otro lo que no me gustaría que me digan o hagan. Me pongo en su lugar.
¿De qué manera podemos llevar esta ley a la práctica? Cuando nos encontramos con una persona, podemos preguntarnos: “¿Qué es lo que refleja este espejo de mí?” Y pensamos en las perspectivas que vimos anteriormente.
A) Si es opuesto a mí, me indago qué es eso que me molesta y busco un punto medio entre los extremos.
B) O puede ser que lo que me molesta del otro también lo tenga yo en mis sombras. Entonces puedo buscar los puntos en común. Pensar, por ejemplo, si me comporto de igual manera que esa persona en otras situaciones. Al poder reconocerlo y aceptarlo, podré cambiarlo.
Podemos hacer una lista de las cosas que podemos hacer para mejorarnos. Si nosotros cambiamos, el resto cambia,
c) Hacemos lo mismo a otros. Cuántas veces nos encontramos siendo víctimas de una persona que nos hace daño. Y si ahondamos en nuestras acciones nos damos cuenta de que, aunque no la estemos tratando igual de forma directa, sí se lo hacemos a otra persona.
¿Cómo podemos trabajarlo?: reflexionando acerca de aquello que nos hace sentir mal respecto a cómo nos tratan, y pensar si estamos actuando de manera similar con algún otro.
Finalmente, lo esencial es el perdón para tener equilibrio emocional.
Yoshinori Noguchi, en su libro La Ley del espejo, nos da los pasos a seguir para aprender a perdonar, y son los siguientes:
- Perdonarnos a nosotros mismo: a partir de conocernos con nuestros defectos y virtudes y aceptarnos tal y como somos.
- Hacer una lista con las personas que no podemos perdonar. Esto nos ayuda a ser consciente de las personas con las que tenemos algo pendiente por resolver.
- Expresar nuestros sentimientos en un papel: es una manera de liberar emociones guardadas.
- Buscar los motivos de ese acto: la empatía es clave, saber por qué y entenderlo ayuda aliviar la angustia generada.
- Escribir aquello que podemos agradecerle: porque, seguramente, nos fortaleció o nos hizo descubrir algunas habilidades o aptitudes.
- Utilizar afirmaciones como: “Te libero y te perdono”. Decir en voz alta el perdón puede ayudar a hacerlo más real y acabar interiorizándolo de verdad.
- Escribir lo que hemos aprendido de esa situación.
¿Por tanto, qué beneficios nos aporta esta ley?
- Mayor autoconocimiento. Cuanto más nos conocemos, más podemos visualizar lo que queremos para nuestra vida y así dirigir nuestros esfuerzos a la consecución de esos objetivos o metas.
- Integración de tu sombra. Al reconocer nuestro lado oscuro, deja de ser un impedimento invisible constante.
- Más empatía y compasión. En el momento que nos ponemos en el lugar del otro, aceptamos la imperfección ajena, puesto que también la percibimos en nosotros.
- Mayor equilibrio. Lo externo nos afecta menos porque nos encuentra más conectados con nuestra paz interior.
- Humildad. Aprendemos a vernos tal y como somos.
- Liberación de la actitud de víctima. Empezamos a responsabilizarnos como personas de nuestros actos.
- Más sabiduría y libertad. Comprensión sobre las cosas y libertad de elección, puesto que estamos menos condicionados por lo exterior.
Resumiendo, esta ley es una herramienta útil de autoconocimiento personal que nos ayudará a comprender que nuestra visión del mundo y de nuestras relaciones no son más que un reflejo de nosotros mismos.
Bibliografía:
Noguchi, Yoshinori: La ley del espejo. Comanegra.
Vilaseca, Borja: El sinsentido común. (“El sentimiento común. Claves para cuestionar tu vieja mentalidad y cambiar de actitud frente a la vida”). Penguin.
Este artículo, de nuestra Coach Adriana Albornoz nos recuerda la importancia de una mirada introspectiva, regalarnos espacios de reflexión y búsqueda interior nos permite trabajar en nuestra mejor versión, en nuestros vínculos y relaciones, disfrutando de ellas y lo que nos traen.
¡Gracias, querido lector, por acompañarnos una vez más en este maravilloso espacio!
Nos encontramos pronto.
Bernardita.
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Sobre Adriana…
Coach Ontológico Profesional, acreditada por la Asociación Argentina de Coaching Ontológico Profesional y por la Federación Internacional de Coaching Ontológico Profesional. Especializada en PNL para coaches, por Fundación Educar ConCiencia. Coaching de Vida y Ejecutivo. Diplomada en Eneagrama, ECOA Coach en Biodescodificación Transgeneracional, Genea Transformación. Coach en Liderazgo Sistémico HS, formada en ITC. Lider de ciclos de formación de Coaching Sistémico y Organizacional. Staff de procesos formativos de estudiantes de Coaching. Licenciada en Educación. Prof. de castellano, literatura y latin. Experiencia en cargos directivos: vice rectora y rectora del instituto La Salle Parana. Fundadora y rectora del ISFD “Cristo Redentor” Profesorado de Educación Primaria. Formandome en Constelaciones Familiares en Fundación Athy, Bs As.
Comprometida en el acompañamiento de procesos transformativos y de crecimiento de las personas. Le apasiona acompañar a personas en empresas, emprendimientos y equipos de gestión a transformar su mirada en relación a lo que les pasa, regalando posibilidades, cambiar sus resultados, al encontrar su propia voz. Líder en reconocer las habilidades de las personas y potenciar su desarrollo.
Disfruta escuchar a las personas con gran capacidad de empatía y trabajar en equipo. También generar vínculos y diseñar contenido. Flexible para adaptarse a los diferentes contextos, con capacidad de acción, delegación y comunicación efectiva.